Un café con…Marta Robles

Esta semana pasada tuve ocasión de tomar un café muy especial gracias al Festival Castelló Negre (festival de género negro y policíaco). Pude conversar con la periodista y escritora Marta Robles, una mujer que me fascinó con su cercanía y entusiasmo y con la que descubrimos muchas cosas de su última novela «La chica a la que no supiste amar».

-Marta Robles se dio a conocer como periodista en diversos medios de comunicación ¿cómo fue dar el salto a la literatura? ¿siempre te ha gustado escribir?

Lo cierto es que he sido siempre más escritora que periodista. Siempre he escrito. Ya de pequeña gané varios premios en el colegio, pero lo de estudiar periodismo fue por casualidad porque un exnovio me empujó a ello ya que pensaba que tenía grandes dotes de comunicación. Ya una vez metida en el mundo del periodismo, me caló profundamente y aunque en un hipotético futuro me dedique solo a escribir siempre seré periodista. Creo que el periodismo y la literatura han ido en paralelo.

-Has escrito 17 libros entre los que destacan libros de no ficción como son ensayos, biografías y también de ficción como este, ¿en qué registro te sientes más cómoda?

Me encuentro más cómoda escribiendo ficción ya que desde que era muy jovencita me siento muy novelista. Mí primera novela la escribí con 16 años, pero la tengo guardada en un cajón y ahí se quedará. Empecé escribiendo ensayos porque era lo lógico por mi trabajo de periodista y cuando me sentí preparada, me decidí a dar el salto a la ficción. Me siento más novelista que cualquier otra cosa.

-Tus tres últimas novelas son de género negro, un género que podríamos decir que está en auge en estos momentos y que ha dado lugar a la creación de varios festivales como el que te encuentras hoy, “Castelló Negre” ¿Qué tiene el género negro que te gusta tanto?

No sé si hay un auge o lo escuchamos más por la cantidad de festivales que se celebran o porque ahora el género negro ya no es únicamente libros de polis y cacos, pero sí que es cierto que se habla más de género negro. En realidad, me ha gustado de toda la vida, siendo por ello que empecé a leer este género con los pequeños detectives que creó Enid Blyton con «Los cinco» y cuando llego a Poe descubro un universo fascinante, por lo que el género negro es un género muy recurrente en mi vida. Me gusta especialmente la novela del siglo XXI donde se habla de “El mal” que es algo que nos aterra, pero también nos fascina, es algo que está en todas partes.

– «La chica a la que no supiste amar» es una gran trama policial con un tema muy duro como es la prostitución y la trata de mujeres existente en Castellón ¿en qué momento decides abordar este tema en tu novela?

Lo cierto es que quise hablar de la trata de mujeres hace ya muchos años pero desde la ficción, sin embargo, mi amiga Mabel Lozano, que ha investigado mucho sobre el tema, que se convirtió en activista integral en la trata de mujeres y que ha escrito el libro «El proxeneta» me  convenció para dejar el tema de la ficción apartado y tratarlo desde la realidad. A través de Mabel, me puse en contacto con Rocío Mora de APRAMP (asistencia para la prevención, reinserción y atención a la mujer prostituida), colaboro con mujeres maltratadas y entonces llegó un momento en el que sentí la necesidad de contar esa historia que llevaba tiempo en mi cabeza. Y decidí escribirla fijándome en el último peldaño que es el que representan las mujeres nigerianas.

-Personalmente esta novela me ha hecho reflexionar, me ha abierto los ojos a algo que estando delante de mí, siendo una realidad, no había pensado nunca como es el hecho de que una prostituta puede tener un cáncer, puede sufrir una amputación de un pecho y verse privada de la posibilidad de someterse a un tratamiento de reconstrucción mamaria y esto conlleve que deje de “servir”.¿Crees que la sociedad pasa de puntillas por estos temas como que el problema no va con ella?

Son varias cosas curiosas las que pasan en esta sociedad. Yo tengo algunos datos reales sobre prostíbulos. Todos somos un poco cómplices porque todos sabemos donde hay locales con luces de colores y sabemos que dentro de ellos  hay mujeres que están siendo obligadas a prostituirse pero y sin embargo nos ponemos nuestras orejeras y caminamos hacia otro lado. Somos incapaces de darnos cuenta de que son como nosotras, exactamente igual que nosotras, con la diferencia de que ellas están solas sin poder pedir ayuda. Estas mujeres no tienen esperanza, se convierten en “mercancía inservible”. Yo quería poner eso delante de los ojos de todos nosotros para que analizáramos nuestro propio comportamiento.

-Cuando uno escribe una novela con un tema tan duro tiene que realizar un arduo trabajo de documentación. ¿Cómo fue ese proceso?

La verdad es que en todas las novelas hay un trabajo arduo. En mi caso, para que la novela llegue al corazón del lector primero tiene que hacerlo en el mío. En este caso, he trabajado con cinco mujeres nigerianas que me han contado sus vivencias y eso me ha dejado marcas en el corazón, y quiero que esas marcas se queden ahí y seguir ayudándolas.

-El personaje principal vuelve a ser el detective Tony Roures. «La chica a la que no supiste amar» es la tercera entrega en la que traes a este detective que es un ex corresponsal de guerra. ¿Qué mirada aporta Roures para ser el protagonista de tus novelas?

Los corresponsales de guerra son gente que miran la vida de una manera diferente, son gente que ha mirado la muerte a los ojos, que ha visto lo peor del ser humano, y todo esto le hace no juzgar. Este es Roures, un tipo lleno de arrepentimientos, de cosas que ha hecho bien, cosas que ha hecho mal, que reconoce sus errores, es un tipo culto, que lee, adicto a la lealtad, y todo esto, considero que es necesario para mis novelas. Y, en este caso en particular, quería que la reflexión de la trata de mujeres y la prostitución la hiciera un hombre.

-En «La chica a la que no supiste amar» existe una gran play list así como guiños a compañeros autores. ¿Te gustaría que los lectores acompañaran su lectura con esta música? ¿ayudaría a comprender mejor a Roures?

Me encantaría. El otro día mi hijo subió la lista de “La chica a la que no supiste amar” a Spotify y ha gustado mucho. Son temas escogidos pensando en la novela y tanto para Roures como para mí, la música es fundamental en nuestras vidas al igual que la literatura.

– ¿Qué te gustaría que el lector encontrara en tu novela?

Me gustaría que se encontrara a si mismo, que se analizara, que pensara en su comportamiento, si es más cómplice o menos, que encontrara su propia compasión. Me da miedo a que nos acostumbremos a vivir con monstruos, que en este caso son los proxenetas, me da miedo que nos convirtamos en ellos perdiendo la compasión. Es una mirada de los propios lectores hacia sí mismos. Pero, hay mucho más en esta novela.

– ¿Qué lee Marta Robles?

Estoy leyendo los 7 manuscritos de un premio literario que es de novela corta y fútbol. Lo último que me he leído ha sido «Fortunata y Jacinta» porque estamos en el año de Galdós y me fascina y he vuelto a leer «La fierecilla domada» porque Shakespeare también es siempre un puerto al que volver.

-Tu última criatura literaria apenas es una recién nacida, pero ¿tienes ya nuevo proyecto en mente? ¿Puedes darnos algún avance de lo que está por llegar?

En estas tres novelas de Roures hay mucha verdad, me he dejado en ellas tanto la piel como los sentimientos y es por ello que necesito hacer una pausa para poder escribir una historia que tengo en la cabeza desde hace mucho tiempo. Ya más tarde, volveré a Roures.

 

Agradecer a Marta el ofrecerse a compartir este rato con nosotros y también a Patricia Artero, una de las organizadoras del festival, que nos ha dado esta oportunidad.

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