La felicidad cabe en una taza de café

Me paso por aquí para hablaros de una de esas historias que siempre te dejan con un buen sabor de boca como el de un buen café, una historia bonita y sencilla donde te dejas llevar por sus palabras, sus personajes, manteniendo siempre una leve sonrisa. Os hablo de «La felicidad cabe en una taza de café» de Toshikazu Kawaguchi editado por Plaza & Janés.

Nos adentramos en la cafetería de Funikuri Funikura donde baja la atenta mirada de la encantadora camarera Kazu los clientes se enfrentan a experiencias vitales maravillosas. En esta cafetería tan especial hay una mesa en la que puedes sentarte, pedir un café y viajar al pasado durante el tiempo que tarda en enfriarse el café. Los clientes que se van acercando a esta peculiar cafetería se enfrentarán a los momentos más importantes de sus vidas y descubrirán que la felicidad consiste en perdonarse a uno mismo.

No sé si alguna vez os he hablado de la literatura japonesa, pero os confieso que hace ya un tiempo que me tiene atrapada. Creo que sus autores (al menos los que le leído) tienen una forma muy bonita de escribir y, sobre todo, muy delicada y dulce de transmitir mucho en pocas palabras. Si todavía no te has atrevido con algunas de sus historias os las recomiendo.

Toshikazu Kawaguchi publicó hace un tiempo el libro “Antes de que se enfríe el café” que transcurre entre las mismas paredes y donde sus protagonistas se enfrentan a esa vuelta al pasado sentados en esa silla mágica. Antes de que se enfríe el café nos ofrece un relato atemporal sobre el amor, las oportunidades perdidas y la esperanza de un futuro que siempre está por llegar. Tengo pendiente su lectura porque estoy segura de que la disfrutaré tanto como este. Ambas son historias independientes y se pueden leer en el orden que desees.

«La felicidad cabe en una taza de café» está estructurada en cuatro capítulos: mejores amigos, madre e hijo, amantes y marido y mujer. A medida que avanza la historia de ellos vamos conociendo a los distintos personajes que se acercan a la cafetería. Presencia clave es el personaje de Kazu, camarera del local y la encargada de transmitir las normas y servir el café al cliente que desee viajar a la pasado. El ritual muestra ese orden y precisión que los japoneses tienen como abanderado en todos sus actos, me ha encantado.

Con un tono delicado y una cuidada atmósfera, Kawaguchi nos relata cuatro historias de redención y esperanza llenas de personajes inolvidables, tiernos, contradictorios y sorprendentes que nos van a encandilar como buenos lectores que somos. Me ha encantado asomarme al interior de esta cafetería y ser espectadora de cada una de las historias que se iban presentando en el mismo.

No puedo pasar por alto la fabulosa cubierta del libro, me ha encantado y la edición es fantástica, de esos libros que apetece leer solo por la vista. Una lectura breve pero intensa, llena de personajes a los que amarás y de los que te costará separarte. Te lo recomiendo si te gustan estas historias bonitas, en las que no hay una gran trama, pero sí una buena prosa.