El semáforo de las emociones

En un país donde se publican más de 85.000 libros al año el hábito lector debería estar acorde a estas cifras, sin embargo, la realidad dista mucho.

La labor de fomento lector recae en diferentes ámbitos de la sociedad y cada uno debería aportar su granito de arena.

La lectura tiene una gran cantidad de beneficios en la vida de todas las personas y es la base de la cultura. Mediante la lectura accedemos a una gran parte de información, ayuda el desarrollo de la imaginación y de las capacidades mentales y especialmente es esencial en la etapa escolar.

Pero la pregunta sería ¿por qué la gente no lee? Está más que comprobado que el motivo que muchos aducen es la falta de tiempo, pero no es así. Hay tiempo para todo aquello que en realidad nos motiva, nos parece entretenido, nos divierte y consigue evadirnos de la realidad.

Entonces habría que buscar más allá. Si la lectura nos ofrece una gran cantidad de beneficios ¿dónde está el fallo? ¿Por qué la gente lee tan poco? Quizá lo encontremos en la elección de los libros. ¿Cuántos de nosotros hemos escogido libros en momentos en los cuales no estábamos preparados para ellos? Seguro que alguna vez os habéis encontrado con libros que se os han hecho muy pesados o aburridos y quizás sea esa la razón por la que la gente abandona el saludable hábito de la lectura.

Leer es una de las cosas más maravillosas que existen, aunque no siempre es fácil escoger tu lectura. Buscar un buen libro puede ser una experiencia gratificante pero también se puede volver en una situación frustrante.

Por eso, hemos pensado que una buena idea para ayudar a que la gente escoja bien su próxima lectura podría ser la de incluir en cada libro un prospecto, una especie de receta médica que nos dé una impresión más profunda acerca de los beneficios que obtendremos con su lectura.

Para ello, lo primero es categorizar los libros. Podemos hacerlo basándonos en los estados de ánimo de las personas o lo que realmente van a encontrar en la lectura, por ejemplo: soledad, felicidad, amor, amistad, duelo, reflexión, superación… Para que sea más visual asociamos colores a cada categoría. De esta manera el lector puede elegir el libro de forma más rápida.

¿Y cómo pueden ser esas etiquetas? Muy sencillo, cada etiqueta contiene tres campos: indicaciones o categoría, efectos secundarios, que indican lo que se puede aprender tras la lectura del libro y posología o cómo dosificar la lectura para disfrutar página a página.

                                                                                                                                             

 

De esta forma tan sencilla se podrían clasificar los libros dentro de su género literario en una categoría más particular, sería una etiqueta terapéutica para ayudar al lector a llevarse consigo aquella novela que, en ese momento concreto de su vida le puede interesar.

                                                                                                                                          

Hay muchas razones para leer, diría que miles de razones, todas diferentes y todas válidas, razones que mueven a hombres y mujeres a buscar un libro. Lo que podemos esperar de los libros es que me ayuden a encender el alma, que me ayuden a quererme más, que me acompañen en mis momentos de soledad, que me sirvan de refugio en situaciones complicadas, que me evaden de la realidad, etc. En definitivo, leer es un “vicio” sanísimo, es una manera de entender la vida y de buscar esa explicación a los problemas que nos rodean.

Así que no lo piensen mucho, ¡A LEER!

 

3 comentarios
  1. María
    María Dice:

    hola, me ha gustado mucho lo que expones, es cierto que la gente busca excusas para leer y la del tiempo está muy manida ya, la propuesta que lanzas es una pasada!!

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  2. Ana
    Ana Dice:

    Hoy en día las series de televisión quitan mucho tiempo de lectura, lo reconozco, pero es cierto lo que comentas de que a veces no escoger el libro adecuado resta ese interés por la lectura. Lo de la receta es una idea que podría ayudar.

    Responder

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