La verdad no termina nunca

Sergi Doria (Barcelona, 1960), Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona y profesor de Teoría e Historia del Periodismo en la Universidad Internacional de Cataluña y en la Universidad Ramon Llull, se ha estrenado recientemente con la narrativa literaria siendo por ello que hasta 2015 no pudimos descubrir su primera novela «No digas que me conoces», cuyo protagonista también participa en esta novela, aunque de manera residual.

«La verdad no termina nunca» aborda la vida de Alfredo Burman, un joven periodista que vive atormentado y angustiado por desconocer la identidad de su padre, de quien solamente sabe que fue brigadista internacional. Nunca es fácil atar cabos con el pasado, más si cabe cuando únicamente se obtienen silencios de una madre "lacónica" que vive sumida en un silencio permanente. Así, a la tortura personal que sufre nuestro protagonista por averiguar quien fue su padre, se suma la figura de su madre, mujer con grandes secretos guardados que consume los días pegada a su máquina Singer cosiendo de sol a sol los encargos de recibe de una joven burguesa y que rehúye sin ningún tipo de reparo cualquier conversación que verse sobre con el progenitor de su hijo, negándose a soltar prenda alguna que le permita a nuestro protagonista ahondar más en la figura de su padre ya muerto.

La novela arranca en el año 1956 cuando Alfredo, periodista y colaborador de la Gran Enciclopedia Popular, recibe del famoso sello editorial Montaner i Simón el encargo de preparar dos entradas sobre Vasili Kandinski y Alexandre Jean Louis Promio, este último, encargado de introducir y promocionar el cinematógrafo a España. En esta época marcada por el miedo impuesto por la dictadura de la postguerra y por un pasado que la gente prefiere callar para evitar represalias del régimen franquista, obtener información sobre personajes y sucesos anteriores a la Guerra Civil se convierte en una quimera, siendo por ello que a nuestro protagonista no le queda más remedio que documentarse con los escasos recursos con que cuenta la Biblioteca Pública de Barcelona.

Iniciando esta búsqueda, la causalidad querrá que Alfredo descubra la existencia de “otro” Alejandro Promio totalmente distinto al promotor del cinematógrafo y, movido por la curiosidad, indagará más acerca de la vida de este personaje, lo que permitirá revivir y entrelazar la Barcelona de los años 30 con la ciudad condal de los años 50 descubriendo a personajes relevantes de esa época como fueron los creadores del timo del Straperlo, el falangista Luys Santamarina, el boxeador Paulino Uzcudun, la cupletista Raquel Meller, la reportera-aviadora francesa “Titayna” o el perverso chequista Alphonse Teufel, este último, un canalla conocedor del arte moderno y autor intelectual de las checas psicotécnicas de Barcelona donde aplicó las teorías del vanguardista Kandinski para que las torturas en las checas comunistas (instalaciones usadas en la zona republicana durante la Guerra Civil para detener, interrogar y torturar y ejecutar a sospechosos simpatizantes del bando rebelde) alcanzaran un nivel máximo de horror.

Paradojas del destino, la madre de Alfredo quien en vida calló tantos secretos, con su fallecimiento pondrá, de manera involuntaria en manos de su hijo “Las artes del diablo” que permitirá a nuestro protagonista trazar una línea recta hacía la información que con tanto ahínco ha estado buscando.

Esta angustiosa búsqueda de identidad es narrada por Sergi Doria de manera muy inteligente mediante la combinación de realidad y ciertas dosis de invención.

Personalmente debo reconocer que me quedé con ganas de ahondar más en el personaje de la madre de Alfredo y descubrir hasta que punto llegaron las gestas que le otorgaron ese gran reconocimiento y cariño por parte de todos.

“La verdad no termina nunca” cuenta con una estructura dividida en cortos y dinámicos capítulos que, unido a la cuidada prosa de Sergi Doria, le otorgan al libro un ritmo constante que hace que su lectura sea rápida y entretenida.