Las niñas que soñaban con ser vistas

Pablo Rivero, conocido por la inmensa mayoría del público por su personaje de Toni en la exitosa serie de TVE “Cuéntame cómo pasó” compagina su trabajo en la serie haciendo también papeles en el cine (“De tu ventana a la mía”, “No me pidas que te bese porque te besaré” o “La noche del hermano”) así como también participando en obras de teatro (“La caída de los dioses”, “Los hijos se han dormido” o “El sirviente”, entre otras). A pesar de que esta “fama” pueda abrirle puertas a la hora de publicar sus obras, Pablo Rivero está trabajando muy duro para hacerse un hueco en el mundo literario y está considerado una de las jóvenes promesas del thriller español. Es por ello que, “Las niñas que soñaban con ser vistas”, es la tercera novela de este escritor quien debutó con “No volveré a tener miedo” y a la cual luego siguió “Penitencia”.

“Las niñas que soñaban con ser vistas” está dividida en 3 partes y contada a dos voces en capítulos alternos. Por un lado, tenemos a Laura García Hernández, una niña de catorce años que, aprovechando que sus padres se encuentran pasando el fin de semana fuera de casa, logra convencer a su hermano mayor para que la acerque al centro comercial donde, supuestamente, ha quedado con una amiga. Sin embargo, Laura ha mentido a su hermano y se dirige a una misteriosa cita con un desconocido. A la hora de recogida acordada con su hermano, Laura no se presenta y su cuerpo aparece días después descuartizada y con numerosas mordeduras en el aparcamiento de dicho centro. Su hermano está convencido de que ha sido asesinada y que esas mordeduras no han sido provocadas por un animal.

Por otro, está Pablo, un joven agente publicitario que trabaja para la empresa de marketing y publicidad más prestigiosa del país. Pablo y su mujer Lisi van a ser pronto padres y, tras meditarlo mucho, han tomado la decisión de trasladarse a Montpellier para empezar una nueva vida familiar y criar a su futuro hijo junto a la familia de su mujer. Pablo parece tener clara la decisión que han adoptado por eso se dirige a las oficinas de la empresa para comunicar a los directivos su voluntad de abandonar la empresa. Sin embargo, Pablo se ve sorprendido cuando el Sr. Urdanegui, dueño y fundador de la agencia publicitaria, le propone un ascenso que no puede rechazar. Al mismo tiempo, Pablo es invitado a asistir a la fiesta que la agencia publicitaria va a dar por su treinta aniversario, evento que se celebrará en Gordexola, cerca de la casa en la que se crío y donde vive su padre, por lo que tendrá que ausentarse de casa durante un par de días.

Tras haber sido recogido para acudir a la fiesta de aniversario y encontrándose ya en el magnífico palacio del siglo XX donde tendrá lugar la celebración, Pablo conoce la noticia del falta desenlace de la desaparición de Laura García y comienza a sentir ese caso como muy cercano por su pasado, sospechando que el asesinato de Laura pueda estar relacionado con la desaparición reciente de algunas famosas influencers. Es ahí cuando todo comienza a torcerse y complicarse para Pablo, transformando la fiesta de aniversario de la agencia en una pesadilla.

Pablo Rivero, como inspiración para armar “Las niñas que soñaban con ser vistas”, se ha basado en crímenes reales de los noventa sobre los que ha investigado llevándolos a la actualidad para así poder sumergirnos en el peligro real que pueden llegar a tener las redes sociales y la desconocida internet profunda donde existe un negocio internacional en el que se vende de todo: pederastia, tráfico de órganos, identidades, armas o sicarios y donde hay gente que paga muchísimo dinero para disfrutar viendo el dolor y la muerte ajenos.

“Las niñas que soñaban con ser vistas”, contada en tercera persona, tiene un inicio muy potente marcado por la desaparición de Laura García que, junto a unos capítulos de extensión bastante corta, le imprimen a la novela un buen ritmo consiguiendo tener atrapado al lector entre sus páginas pero que, por el contrario, conforme avanza la novela empieza a flojear, a hacerse un tanto repetitivo, predecible y falto de acción.

“Las niñas que soñaban con ser vistas” es una novela que cuenta con una ambientación perturbadora, oscura e inquietante de la que Pablo Rivero se sirve para hacer una crítica social con respecto a las redes sociales y el uso que hacen de ellas los jóvenes en su afán de protagonismo y notoriedad, lo que les lleva en algunas ocasiones a ponerse en situaciones comprometidas más allá de cualquier lógica prudencia.

“Las niñas que soñaban con ser vistas” es un thriller muy inquietante con personajes enigmáticos, una historia interesante, llena de misterio e inquietud, bien armada y desarrollada que nos conduce a un final escalofriante y un tanto sorprendente que, a nuestro particular entender, consideramos un poco rocambolesco, precipitado y forzado ya que creemos que han quedado flecos por desarrollar y cerrar.