Los mejores cuentos de Antón Chéjov

Este libro consta de catorce cuentos breves escritos entre 1860-1904 que si algo tienen en común todos los relatos escogidos para formar este libro es la crudeza de la vida diaria a la que se enfrentaban los rusos, ya fueran simples campesinos, como intelectuales o incluso profesores.

El médico, escritor y dramaturgo ruso Antón Chéjov está considerado como el más destacado representante de la escuela realista de su país, en su corriente más psicológica, siendo el autor de una de las obras más destacadas de la narrativa y dramaturgia de la literatura universal.

Es reconocido mundialmente como un maestro del relato corto y uno de los escritores más importantes de este género.

Antón Chéjov consigue llevarnos de la mano para mostrarnos esa cara oscura y aciaga de una Rusia que ya iba camino de estallar, pero de una manera tan sencilla y natural que acabamos conectando con todos los personajes. Con muchos de ellos nos sentiremos identificados y a otros los aborreceremos.

Hoy en día, algunos de los aspectos que trata, y sobre todo cómo los trata, puede que nos choquen, pero hay que tener en cuenta la época, el lugar y las circunstancias para poder entender cada uno de los relatos.

Antón Chéjov es un virtuoso de la sencillez, un humilde servidor del amor, de los sentimientos más humanos. La ausencia de moral y de prejuicios está presente en la mayoría de los relatos como el conocido «La dama del perrito».

Todos los relatos son sencillos, sobre temas e historias aparentemente banales pero que te dejan una delicada reflexión. La gran mayoría de los cuentos son sencillos, accesibles y claros, que no es lo mismo que simples, insustanciales y obvios.

Cada historia te lleva a esa reflexión, a sentir que los personajes acaban siendo seres humanos como nosotros, aunque lo más importante es lo que Chéjov calla. Los silencios son una arma muy potente, su fuerza es el silencio que ayuda a que después de la lectura de cada relato te pares a pensar acerca de lo que has leído.

Es innegable su ensalzamiento del amor romántico que está por encima de la felicidad o de la desgracia, ya sea en «Champagne» o más aún en el adulterio fomentado por la mujer que podemos leer en «La cigarra» o en «La dama del perrito», tampoco tiene mucha estima a los campesinos rusos como se puede apreciar en «El fracaso».

En definitiva, los relatos de Antón Chéjov, pese a su aparente sencillez, su engañosa accesibilidad y claridad siguen teniendo un punto que te hace reflexionar mucho más allá de la historia. Desde luego, leer a Chéjov no puede dejar a nadie indiferente, pues algo acaba moviéndose en el interior. El deseo de Chéjov es complicar y poner en tela de juicio nuestra impresión inicial sobre los personajes.

Les recomiendo que lean estos relatos por placer, por supuesto, y sobre todo con calma, sin prisa alguna, recreándose lo máximo posible en cada frase. Seguro que algún día volverán a releer estos magníficos relatos.