Del color de la leche

Para mis lecturas de este verano me he decantado por esos libros que hace tiempo habitan en mis estanterías y que he ido dejando de lado por un motivo u otro, he decidido que era su momento y espero poder leer algunos de los muchos que tengo, los llamados los eternos pendientes. «Del color de la leche» llegó hace relativamente poco tiempo a casa, pero estaba en mi lista desde hace bastante y desde este primer párrafo ya os lo recomiendo, Nell Leyshon ha escrito una gran novela, dura, muy dura pero maravillosa que hemos disfrutado gracias a Sexto Piso Editorial que la ha publicado en nuestro país.

«éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano. […] no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche. me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre. eme. a. erre. i griega. así es como se escribe».

Estamos en 1800 en la Inglaterra rural donde conocemos a Mary una de las cuatro hijas de un matrimonio pobre donde todas trabajan en la granja durante todo el día. No conocen nada más que eso hasta que un día nuestra protagonista es enviada a cuidar a la mujer del vicario que está enferma. Allí Mary aprenderá a leer gracias a la ayuda del vicario, allí también será humillada, pero tras conseguir aquello que anhela tomará una decisión que marcará sus días para siempre.

Cuando empiezas la lectura de este libro lo primero que te sorprende es el modo en el que está escrito: sin mayúsculas, con frases sencillas, sin casi signos de puntuación porque nos lo cuenta la protagonista en primera persona, con lo poco que sabe, casi analfabeta, va desgranando esta magnífica historia que seguro que a nadie dejará indiferente.

«Del color de la leche» está estructurada en cuatro partes diferenciadas: primavera, verano, otoño e invierno donde vamos conociendo los detalles del día a día de nuestra protagonista, de esa mujer que solo conoce a su familia y lo que ve desde su lugar en el mundo, la granja donde trabaja. Poco más conoce ya que no sabe leer ni escribir ni tan siquiera la lectura le ha permitido soñar con otro mundo, tampoco conoce el amor porque su vida se reduce a trabajar, cuidar, comer y dormir.

Tengo que reconocer que en apenas 200 páginas la autora ha conseguido hacerme disfrutar de una historia cruel y dura, de una época difícil para todos, pero para las mujeres en particular. También nos conduce a un viaje en el que reconocemos nítidamente el olor a heno, a manzanas, el sabor del queso, el trabajo con la tierra, los animales, el campo, las montañas…un modo de vida relajado, sin bullicio.

En «Del color de la leche» podemos sacar varios análisis interesantes, pero quisiera resaltar, porque para eso estamos en un blog sobre literatura, el poder de las palabras, algo que para mí es fundamental, algo que implica libertad en sí mismo pero que para Mary supone tener que cortar muchas cadenas para conseguirlo, cadenas que le llevan a pasar por lo peor y más duro a lo que todo ser humano se tiene que enfrentar.

Evidentemente no me queda otra que recomendar la lectura de este breve libro tan interesante, tan lleno de aprendizajes, de luchas, de dolor, de incomprensión…puede que no todo el mundo disfrute con su lectura, pero a mí me ha golpeado en ciertos pasajes de la misma y eso es lo que busco y no siempre encuentro en la literatura.