La noche azul

No son muchas las ocasiones que este blog tiene la posibilidad de reseñar la novela escrita por una amiga. Os preguntaréis, ¿por una amiga? ¿Pero este libro no pertenece a la serie de Florián Falomir escrita por el gran Juan Bolea? Efectivamente, “La noche azul” es la tercera entrega de la saga del detective Florián Falomir pero, en este caso, Juan Bolea ha contado con la colaboración de Patricia Artero para escribir a cuatro manos “La noche azul”, un propósito que desde hacía bastante tiempo rondaba por la cabeza de ambos y que adquirió tintes de realidad cuando Juan Bolea decidió ambientar el último episodio de Falomir en Benicàssim, una zona que conoce a la perfección Patricia Artero. Con respecto a Juan Bolea debemos decir que atesora una extensa obra literaria (ha firmado diecisiete novelas) habiendo sido recientemente galardonado con el Premio de las Letras Aragonesas 2018 por su trayectoria y por contribuir a la difusión de la cultura y los autores de la tierra, además, es director de “Aragón Negro” y codirige el Festival Nacional de Novela Romántica de Benicàssim. Por su parte, Patricia Artero, entre otras muchas cosas, es una conocida agente cultural de Castellón y se ha convertido en una figura esencial para la celebración anual del festival de Castelló Negre a través del cual se realizan actos culturales de muy diversa índole por toda la provincia de Castellón.

A pesar de que “La noche azul” sea la tercera entrega de la saga de Florián Falomir, todas ellas son autoconclusivas, de manera que se pueden leer de manera independiente sin miedo del lector a perderse ya que por parte del autor siempre se aportan datos explicando el pasado del protagonista que permiten al lector seguir la novela sin problemas.

Como no podía ser de otra manera, “La noche azul” abre el telón cuando, en las oficinas de Las Cuatro Efes (fiabilidad, fidelidad, fortaleza y facilidad de pago), la agencia de investigación que Florián Falomir comparte con su socio Fermín Fortón, se presenta Mateo Reblet, un antiguo compañero de clase de Falomir, ahora famoso director de cine. Tras rememorar tiempos pasados, Mateo Reblet le confiesa a Florián Falomir que el motivo de su visita es profesional, en su villa Las Gaviotas, una mansión en la urbanización Platgetes de Bellver (Oropesa - Castellón) junto a la playa, se están produciendo una serie de extraños hurtos ya que del dormitorio que Mateo Reblet comparte con su pareja Valeria Lázaro, una actriz despampanante treinta años más joven que él, han desaparecido objetos y prendas íntimas de la actriz. Mateo Reblet se muestra muy preocupado por la seguridad de su novia y teme por su vida. Consciente del miedo y la enorme preocupación que recorre el cuerpo de su viejo amigo, Falomir acepta desplazarse hasta la mansión de Mateo Reblet para tratar de descubrir al responsable de estas extrañas desapariciones de objetos y, de paso, aprovechará la ocasión para disfrutar unos placenteros días en la residencia de lujo de su amigo y asistir, en primicia, al pase privado de la nueva película del director de cine que llevará por título “Once lunas”.

Casi recién aterrizado en Las Gaviotas, Florián Falomir no tardará en descubrir que en la vida de Mateo Reblet no es oro todo lo que reluce y que detrás de una supuesta vida de lujo y fama se esconden problemas económicos, celos, envidias, infidelidades, desprecios, continuas discusiones y secretos que harán que Falomir se plantee si la noche azul mediterránea es más oscura de lo que parece.

Las Gaviotas, más que una residencia de veraneo y descanso, parece un hotel abierto las veinticuatro horas del días. Mateo Reblet convive con su madre (doña Encarna), sus dos hijas adolescentes (Elisa y Ruth) fruto de su primer matrimonio, su novia Valeria Lázaro y la madre de ésta, doña Verónica, además del servicio de la casa (jardinero, a la criada y su hija) y amistades de la pareja que se dejan caer por allí aprovechando la amabilidad, hospitalidad y generosidad de Mateo Reblet. Por si esto fuera poco, el preestreno de la nueva película de Mateo Reblet hará que hasta Las Gaviotas lleguen familias adineradas, políticos, productores, guionistas, actores. Lo que prometía ser una magnífica velada de cine, copas y risas se va al traste por un trágico suceso que dejará conmocionados a los asistentes.

Con “La noche azul”, Juan Bolea y Patricia Artero nos presentan una novela negra clásica, aparentemente sencilla y acorde a los tiempos tecnológicos que corren donde nuestro protagonista llevará a cabo una labor detectivesca perfecta. Florián Falomir no tiene más información que el lector y, por ello, se entrevistará con todos los personajes de la novela, buscará pistas bajo las piedras y sacará a relucir todas sus dotes de observación, análisis y de deducción para, entre todos los sospechosos, descubrir al culpable ya que todos parecen tener cosas que ocultar. No debemos olvidar que Florián Falomir, a pesar de ser campechano, afable, coloquial, con gran sentido del humor y siempre dispuesto a cortejar a una bella dama, es un hombre con una formación importante (de inteligencia, militar y diplomática) habiendo sido espía del CNI, lo cual, son palabras mayores.

Si lo dicho hasta ahora no fuera suficiente para convenceros de su lectura, si hay que destacar por encima de todo de “La noche azul” es su trama redonda y muy elaborada donde todo casa y cuadra a la perfección: crimen, investigación, pistas, sospechosos y un gran final que solo puede desvelar el gran Florián Falomir en la última página de la novela. “La noche azul”

“La noche azul” es una novela muy entretenida y con un ritmo muy rápido que hace que se lea casi en un suspiro ya que no dejan de ocurrir cosas desde el principio y el lector de será inmerso en un gran juego de despista donde, a pesar de tener todas las pistas delante de sus narices no logrará averiguar quien es el culpable hasta la última página de la novela.